La Húngara. ¿Qué hay que tener para llegar al éxito?
Difícil responder a esa pregunta, ¿verdad? Hay excelsos músicos que no llegan más que a unos pocos. Cantantes magníficos con voces potentes y afinadas. Grandes bailarines. Compositores maravillosos… Y el éxito, eso que es tan difícil de definir como de conseguir, no les llega. Sin embargo aparece una rubia de voz más bien escasa, de gracia más o menos normal, y consigue llenar el auditorio y hacer cantar y bailar a la gente que lo llena. Esa es una forma de éxito, conseguir que un público se te entregue sin pedir nada a cambio, nada más que una canción más o menos bonita y unas frases atinadas.
La Húngara no hace gran flamenco, no nos ha deleitado con una voz dotada para el mismo, sino todo lo contrario. Es una de esas cantantes nacidas al abrigo de Camela, con sus diferencias y sus peculiaridades, pero siempre en esa onda. Canciones melódicas con deje de “flamenqueo”, siempre las mismas historias de desamor y despecho. Una fórmula que lleva muchos años funcionando y que garantizan esa forma de éxito de la que hablaba más arriba.
Esto es lo que se puede sacar del concierto de cierre de las fiestas de Pinto. Un recinto lleno de gente cantando, acompañando con palmas y bailando las canciones fáciles de una cantante que no destaca en ninguna de las facetas, pero que gusta. ¿Y quién puede rebatir eso? ¡Para gustos se hicieron colores!
Tiempo habrá de hacer un balance global de las fiestas, y sobre todo corresponderá a otros, porque en mi caso, al estar trabajando durante toda la semana, poco más he hecho estos días que ir a los conciertos, escuchar, ver y fotografiar todo lo que he podido. A otros corresponderá hablar del resto de actividades, y espero que lo hagan pronto. Y con respecto a los conciertos, decir que la afluencia a los mismos en general ha sido baja, y mucho más en los conciertos de grupos de Pinto. La hora de comienzo no favorecía nada a los sufridos músicos y a los pocos que estuvimos al pie del cañón durante toda la semana. El cartel puede no resultar atractivo para una gran mayoría. Si preguntas a gente de más de cuarenta años, muy probablemente se sentirá encantado con el cartel. Pero los menores de esta edad no han conocido a algunos de los grupos estrella participantes, y por tanto prefieren estar en otra parte que en el auditorio. Y es respetable, por supuesto. Ya explicaron el alcalde y el concejal delegado que no habían tenido más remedio que contratar a última hora y directamente porque las empresas de contratación que se presentaron no cumplían con las condiciones, con lo que el cartel no podía ser muy allá, teniendo en cuenta que la mayoría de los “grandes” tienen ya estas fechas comprometidas desde hace meses. Tampoco me ha gustado que tres de los siete días, los conciertos empezaran con al menos quince minutos de retraso. Por mucho que el aforo no esté cubierto de manera decente, los conciertos deberían empezar a su hora, para no acostumbrar a la gente a ir tarde siempre porque saben que por mucho que el programa de fiestas diga una cosa, al final se presentaran más tarde porque saben que no va a haber empezado.
El año que viene esperemos que el equipo de gobierno y el concejal estén a la altura, contraten con tiempo y tengamos unos conciertos magníficos.
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Muchas gracias por tus crónicas Pepe. Hubiese estado genial que pusieras algo de vídeo en tus artículos pero aún así me parecen interesantísimos para que gente que hemos estado fuera como yo podamos hacernos una idea de los conciertos… Gran trabajo!!!