Innovar en política
Las elecciones municipales han reformulado el escenario de la representación política. Nuevas opciones, con nuevas personas y nuevas formas, han emergido como actores que deben convivir con opciones tradicionales, que a su vez se han visto y se ven obligadas a realizar una profunda transformación en sus formas de actuar para, entre todos ellos, afrontar el reto de gestionar lo público.
Estamos, sin duda, ante una nueva ventana de oportunidad que debemos aprovechar para lograr una gestión inteligente de nuestra administraciones. Una maravillosa oportunidad para mirar con ojos nuevos, dejando a un lado a un lado paradigmas previos que nos llevan a patrones de conducta reduccionistas, e innovar (2) en política (3). Ya lo dijo Einstein, “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Así, la generosidad política, que nunca estuvo de moda, se impone hoy como la tónica que debe presidir la construcción de proyectos de bienestar para la ciudadanía. Hay nuevos valores, de los que poco dicen las leyes, que deben de presidir nuestras administraciones: trabajar compartiendo el conocimiento, construir inteligencia colaborativa, poner en valor la diversidad, la ética y la transparencia como “asignatura transversal” en todas las acciones.
¿Es posible este cambio cultural en las formas de decidir y hacer de las administraciones públicas? Como siempre, dependerá del empuje individual de políticos con visión y de la disposición de directivos y empleados públicos con vocación de servicio que, a modo de intra emprendedores, aspiren a la mejora continua en el desarrollo de su trabajo, pero la oportunidad de cambio es única.
Quienes aspiramos a él, queremos la apertura de las instituciones a las personas, no sólo escuchándolas, sino hablando y debatiendo con ellas. La ciudadanía deber ser copartícipe del diseño de las políticas públicas, y no sólo su destinatario y, así, nos lo exigen.
Desterremos de la administración, el “siempre se hizo así”. Porque para dar una respuesta certera a los problemas reales urge que repensemos las estructuras organizativas lejos de la burocracia; que la evaluación y rendición de cuentas sean un ejercicio normalizado de la acción de la administración; y que la utilización de las nuevas tecnologías sean instrumentos de simplificación y eficacia.
La sola premisa de volver a poner el foco en el bienestar de las personas y actuar, dentro de los márgenes que nos exige la norma, con valentía y honestidad, requiere gobiernos colaborativos, transformadores, imaginativos, con visión estratégica y generosidad en su acción.
No todos los nuevos y viejos actores, institucionales o sociales aceptarán este reto ni todos los partidos estarán dispuestos a compartir esta aventura, pero no tengo ninguna duda de que sólo los que arriesguen en la innovación política serán merecedores de la confianza de los electores.
Tras 23 años de servicio público en el Ayuntamiento de Pinto y haber experimentado el paso de seis alcaldes o alcaldesas, cada uno de ellos con sus peculiaridades de carisma, liderazgo, estilo de mando, capacidad de comunicación y empatía, por no hablar de objetivos, sensibilidad social, equipos de trabajo y conocimientos, me quedo con una reflexión de San Agustín para quienes hayan de dirigir la acción de gobierno: “Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que deberían cambiarse y sabiduría para distinguir las unas de las otras”.
- Gracias a Rafael Jiménez Asensio, Fernando Monar, Rodrigo Martín Castaño, Antonio Díaz, Víctor Almonacid y tantos otros y otras como innovadores públicos valientes existen en nuestro país.
- Peter Drucker: “Innovar es encontrar nuevos o mejores usos de los recursos de que ya disponemos”.
- Wikipedia: Política es la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva.