¿Qué es la legionella y cómo se combate?
Se acercan los meses de verano, época en la que en muchas ocasiones oímos hablar de la legionella. Pero, ¿sabemos qué es? ¿Qué problemas puede provocar? Y lo más importante, ¿cómo se combate?
¿Qué es la legionella?
Es una bacteria que vive habitualmente de forma natural en las aguas superficiales, ríos, estanques e incluso aguas termales y que en determinadas ocasiones, puede colonizar y multiplicarse en la red de distribución de agua y sistemas de enfriamiento de grandes dimensiones como torres de refrigeración.
La legionella se multiplica con mayor facilidad a temperaturas entre 25 y 45 grados centígrados, por lo que la época de mayor números de brotes detectados, más del 50%, son detectados en verano.
¿Qué es la legionelosis?
La legionelosis es una enfermedad causada por la exposición a una bacteria que se encuentra en el agua y el suelo. Su gravedad va desde un síndrome gripal leve hasta una neumonía grave, a veces mortal. La bacteria legionella es la causante de la enfermedad “legionelosis”, que se puede manifestar como una neumonía con fiebre alta o como un síndrome febril (fiebre alta) agudo de pronóstico leve y corta duración.
El periodo de incubación de la legionella, es decir, desde que se contrae la infección hasta la aparición de los síntomas, está entre 2 y 10 días y, al principio, el paciente puede sentirse cansado y débil.
Se pueden distinguir dos grupos de síntomas de la legionella en función de la enfermedad que produzca:
- La fiebre de Pontiac, que es la forma que no produce neumonía, suele manifestarse como un cuadro gripal, con cansancio, debilidad, dolores articulares, cefalea, fiebre y tos. No reviste gravedad y suele resolverse en pocos días sin ningún tipo de tratamiento. Muchas infecciones de este tipo pasarán inadvertidas o diagnosticadas de una falsa gripe.
- En el caso de la neumonía por Legionella tiene unos síntomas que suelen ser más llamativos. Pueden aparecer tos y expectoración, sensación de falta de aire o disnea, malestar general con cefalea, a veces diarrea, dolores torácicos al respirar, y en formas más graves, cierto grado de alteración de la conciencia. En estos casos se trata con antibióticos.
Sin embargo, en la mayoría de los casos predominan síntomas no respiratorios como dolor abdominal, diarrea y fiebre. Esto hace difícil el diagnóstico de legionella para el médico si no es por el contexto epidemiológico.
¿Cómo puede llegar a las personas?
La bacteria, desde los entornos naturales donde se desarrolla, puede pasar a colonizar los sistemas de abastecimiento de las ciudades. A través de la red de distribución de agua, se puede incorporar a los sistemas de agua sanitaria, ya sea fría o caliente, y a otros que puedan generar aerosoles, tales como duchas, condensadores evaporativos y las torres de refrigeración y las piscinas o bañeras de hidromasaje.
¿Cómo se contagia?
Parece ser que la enfermedad se contagia a través del aire, al ser inhalada. Hasta la fecha, todos los estudios han indicado que no se produce contagio de persona a persona.
Hospitales, balnearios, hoteles y residencias, son considerados por la OMS como edificios especialmente proclives a ser afectados por los brotes. La entrada en el organismo se produce por vía respiratoria, a través de instalaciones que utilizan el agua en su funcionamiento y, sobre todo, aquellas que producen aerosoles.
La prevención es clave para mantener intacta la seguridad de los usuarios de centros socio-sanitarios. Las residencias disponen de varias de estas instalaciones, por lo que no han de bajar la guardia ante el diseño y mantenimiento técnico de las mismas, principales armas para prevenir la aparición y multiplicación la bacteria en ellas. Así lo indica el Real Decreto 865/2003 del 4 de julio , normativa que establece los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis.
Los trabajos de prevención son clave para evitar su proliferación y posterior contagio. Un adecuado mantenimiento, incluyendo la correcta limpieza y la desinfección de los mismos, es primordial para evitar su desarrollo. Por otro lado, es importante prestar atención a la calidad y realizar análisis de las propiedades físico-químicas del agua para identificar el grado de contaminación que presenta.