Banalizar el insulto
En homenaje y solidaridad con Eduardo Fernández Rubiño
Todos nos equivocamos y en el caso de los políticos, donde la exposición pública es continua y donde la inmediatez de la palabra a veces traiciona nuestros verdaderos pensamientos, este riesgo es mucho mayor. Por eso, y dentro de la contienda política, soy condescendiente con los fallos ajenos, sobre todo cuando presumo que las intenciones eran otras o cuando la trascendencia de la pifia, no tiene mucho recorrido.
Pero cuando se hace del insulto, de la provocación, de las noticias falsas y de la tergiversación, una constante, el cariz es otro.
Ya pasó con “Libertad” y vimos que significó 7291 muertes de ancianos y comida podrida. Pasó con “España y la igualdad de los españoles” y se tradujo en una amnistía fiscal de Montoro que dejó en las bolsas de los falsos techos y en los sobres por debajo de la mesa, 39.000 millones de euros. Pasó con los 1443 indultos de Aznar en un solo día, allá por diciembre de 2000.
Imagen de redes sociales
Ha pasado con los homenajes y propuestas de medallas a Israel, ante el genocidio y la masacre de población civil en Gaza.
Y pasa ahora con las alegres fotos navideñas con cestas, licores y vermuts de frutas y los juegos de palabras graciosillos que banalizan el insulto y degradan el oficio de la política y a los que queremos practicarlo con sentido común y con la mejor de nuestras actitudes, aunque a veces nos equivoquemos.
Ayer nuestro concejal en el Ayuntamiento de Madrid, Eduardo Fernández Rubiño era agredido por el concejal de Vox, Ortega Smith, ante la complicidad del presidente del Pleno, del Partido Popular, Borja Fanjul, que se negó a aplicar el Reglamento y condenar los hechos y que ante el abandono de la Portavoz y los Concejales de Más Madrid, les despidió con un “que tenga Ud. buena tarde y una Feliz Navidad Ud y todo su grupo”. Las malas compañías en política tienen un destino oscuro y no es el de la convivencia pacífica ni el del diálogo. Las alianzas entre Vox y Partido Popular, abiertamente o en la sombra, están llevando a derogación de derechos, a retrocesos feudales y a la violencia institucional, venga de los “tiros en la nuca”, los políticos en maleteros de coches, el “colgar de los pies”, o como en este caso, una agresión retransmitida en directo. A veces se empieza por banalizar el insulto y se acaba consintiendo y banalizando la violencia.
El ejercicio de la política implica responsabilidad y decencia y saber discernir lo que está bien de lo que está mal, más allá de las directrices o líneas argumentales de un partido. Desde Más Madrid Pinto no queremos esa forma de hacer política. Creemos en la fuerza de los argumentos y la razón. No todo vale, aunque algunos lo hagan para seguir el juego a su jefa.