Crisis y cambio: una nueva mente
QUÉ ESTÁ PASANDO
Por supuesto, no es mi intención escribir unos párrafos sobre la crisis. Creo que en general ya tenemos todos suficiente información para hacernos una idea de la misma, además de primera mano si de algún modo nos ha afectado directamente. Lo que si me resulta útil analizar es qué hay de trasfondo que puede pasarnos desapercibido. Usando la frase proverbial “Los árboles no dejan ver el bosque”, la crisis es un síntoma de un sistema que llega a su fin, el cambio es el camino que nos lleva a ese otro nuevo sistema.
Sinceramente, es muy complicado vaticinar el futuro, aunque muchos economistas se empeñen en esa habilidad propia de los adivinos (y su índice de aciertos suelen ser semejantes). Pero si podemos ir asomándonos a la ventana para ver amanecer este nuevo mundo, el sol en el horizonte a medio salir y la vista enturbiada por la niebla de las posibilidades.
EL CAMBIO
En España el paro es quizás el mayor problema social que tenemos. Según el estudio de la consultora PriceWatherhouseCoopers (1), hasta el año 2033 no habremos alcanzado el nivel de ocupación de otros países de nuestro entorno, alrededor del 6,7%. Y resalto el matiz de “nivel de ocupación” porque uno de los aspectos que avanza el informe es que los trabajadores serán “más independientes, internacionales y emprendedores”. La propia estructura de la actividad productiva del individuo se va a transformar y aunque sigan existiendo puestos de trabajo tradicionales muchos de nosotros pasaremos a ser autónomos.
Esto quizás suene también, como la crisis, a discurso manido y demagogo. Pero hasta el momento la forma en la que se nos ha vendido este cambio no ha sido la más acertada, más en un país como España en el que no se ha cuidado la educación, que sigue anclada en el pasado y altamente politizada. Para entenderlo mejor es conveniente buscar información que nos ayude a comprender su dimensión correcta.
Diversos autores asemejan el cambio actual con el sucedido en su momento con la Revolución Agrícola o la Industrial. Ya en el siglo pasado fuimos espectadores y protagonistas del gran cambio que supuso la tecnología de los ordenadores. Pero eso simplemente fue el arranque de lo que está por venir.
Uno de estos autores, Daniel Pink, en su libro “Una nueva mente” esboza las tres principales líneas del cambio que ya nos afectan o que vamos a percibir más directamente. Estas tres líneas generan preguntas que nos dirigen hacia las ocupaciones del futuro:
– Asia: A lo largo de las últimas décadas, primero los trabajos fabriles y después los de servicios (call centers, programación…) se han ido derivando sobre todo a países asiáticos por sus bajos costes salariales.
¿Qué tareas no se pueden trasladar a otros sitios?
– Abundancia: En un mundo en el que, de forma global, el ser humano tiene más abundancia que nunca
¿Qué productos y/o servicios se van a demandar en una sociedad de abundancia?
– Automatización: Asistimos a un proceso de robotización de la fabricación continuada, además del desarrollo de programas informáticos que suplen tareas que antes desarrollaban las personas (ya existen programas informáticos que desarrollan programas informáticos (2))
¿Qué productos y/o servicios se van a poder ofrecer que no sea más rentable hacerlos automáticamente?.
Sobre este último punto, por ejemplo, se puede leer por ejemplo el artículo de The Economist “Coming to an office near you” (3) en el que se hace mención de un estudio de la Universidad de Oxford en el que se sugiere que un 47% de los empleos que hoy conocemos se podrían automatizar en las próximas dos décadas.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
A modo de fábula, los tunicados son unos seres vivos marinos que en su estado inicial tiene un cerebro que usa el tiempo suficiente para desplazarse por el agua y fijarse a una roca, entonces al no necesitarlo más lo absorben en una metamorfosis. Evolutivamente el cerebro aparece como respuesta a la necesidad de moverse, así la adaptación al cambio del medio ya no es una suerte de mutación genética desde una posición estática como las plantas, entonces la adaptación puede ser más rápida y con mayor índice de éxito.
El cerebro, en su funcionamiento normal, tiende a hacer el menor gasto de energía, creando caminos neuronales que automaticen nuestros procesos de pensamiento. Pero una de las capacidades más extraordinarias de este órgano es, ante la necesidad, la de generar nuevas conexiones e incluso nuevas neuronas, pudiendo así transformar totalmente su estructura. Y este es el principal esfuerzo que debemos hacer, incorporando la humildad a la base de nuestras creencias para que estas cambien.
Podemos forzar al gobierno de turno a que redirija lo que del estado depende para que el medio sea más permeable al cambio, podemos reconquistar la soberanía perdida a manos de los mercados financieros faltos de regulación (desde la era Reagan). Pero al final quedamos cada uno de nosotros enfrentados al futuro, con la necesidad de desenvolvernos individualmente en este nuevo mundo. Y eso sólo puede solucionarlo cada uno de nosotros, es nuestra autonomía, nuestra responsabilidad.
El libro de Daniel Pink, por ejemplo, nos facilita una amena guía de transformación de tareas que puede servirnos para adaptarnos a la nueva realidad.
(1) http://www.pwc.es/es/publicaciones/economia/assets/la-economia-espanola-en-2033.pdf
(2) Fuente: Un viaje optimista por el futuro, Mark Stevenson
(3) http://www.economist.com/news/leaders/21594298-effect-todays-technology-tomorrows-jobs-will-be-immenseand-no-country-ready