Demostraste la valía y el orgullo que le das a la palabra POLICÍA, si, así, en mayúsculas
Ayer demostraste una vez más, lo que much@s sabemos de ti desde hace muchos años, tantos, como los que te conocemos con el uniforme azul puesto. Demostraste la valía y el orgullo que le das a la palabra POLICÍA, si, así, en mayúsculas.
Profesionales como tú hacen que la vecindad de Pinto, se tenga que sentir muy orgullosa de tener Policías como tú, amigo. Yo lo estoy doblemente, como más que amigo que soy tuyo, casi hermano y como compañero de profesión y de cuerpo.
Ayer muchos que te queremos pasamos miedo, seguramente una ínfima parte del que tú pasaste, pero sentimos, al menos yo, pavor al pensar que te pudiera haber pasado algo más grave de lo que el destino y sólo el destino, quiso que sucediera. Y le echo la culpa buena al destino, por no echarle la culpa mala a quienes deben velar por nuestra seguridad y hacen oídos sordos y miran hacia otro lado para garantizar nuestra integridad física y nuestra vida.
Quizás si en vez de un arma de fuego, hubieses sacado un taser que podrías haber utilizado sin miedo a pasar los próximos diez años entre rejas y habiendo perdido tu amada profesión, no hubiera tenido que salvarte la vida el destino. Ayer la mala suerte te metió en ese coche, la buena quiso que no te mataran.
Nuestra vida no puede depender de destinos ni de suertes, si no de medios, de dotación y de formación. Cuando esto este cubierto, entonces y solo entonces, podremos pensar que lo bueno o malo que nos suceda durante el servicio sea culpa de destinos y suertes…
Todo ha quedado en un susto y en breve haremos esa cenita pendiente que teníamos ayer. Sabía que eras importante para mí, pero esto me ha demostrado que lo eres infinitamente más de lo que podía imaginar. Te quiero amigo.