El Centro Cultural “Casa de la Cadena”
Siempre he venido defendiendo el cambio de denominación del actual Centro Cultural “Infanta Cristina” a través de las redes sociales. Incluso desde el mismo momento de su inauguración y, por tanto, mucho antes de que estallara el Caso Nóos.
Hay que recordar que el pasado 7 de noviembre la Audiencia de Palma confirmó la imputación de Cristina de Borbón y Grecia por dos presuntos delitos fiscales, y sobra decir que las denominaciones que deberían darse a los bienes públicos deberían ser a ciudadanos de vida ejemplar y éste no es el caso.
Otros ayuntamientos, como el de Palma de Mallorca, ya han aprobado y ejecutado el cambio del nombre de la avenida que se denominaba “Duques de Palma” recuperando su nombre original “Avenida de la Rambla”, incluso su ayuntamiento “trasladó” a la Casa Real el posicionamiento mayoritario de la ciudadanía contrario a que la Infanta Cristina mantenga el ducado de la ciudad y que su nombre se asocie a un caso de presunta corrupción. Rafael Hernando, portavoz del PP en el Congreso ya afirmó a finales del pasado año que la Infanta debería “reflexionar” sobre la renuncia a sus derechos dinásticos.
Incluso el periodista Fernando Onega afirmó que el rey Juan Carlos se sentía desobedecido por la Infanta porque le mandó mensajes a través de Fernando Almansa para que renunciara a sus derechos dinásticos para preservar la institución monárquica.
El actual rey, Felipe VI, ha excluido de los actos oficiales y de lo que se conoce como Familia Real a la infanta Cristina porque es lo decente, lo coherente y lo conveniente para la causa monárquica. Este mismo mes, Felipe VI ha retirado a su hermana Cristina el título de Duquesa de Palma de Mallorca.
Pinto tampoco puede ver cómo un centro cultural mancha su nombre con un caso de corrupción. La ciudadanía está incómoda ante este hecho y demanda su cambio. El nuevo gobierno municipal tiene que ser sensible ante esta realidad y la corporación debe proteger la dignidad, la imagen y el nombre de nuestra ciudad. Por ello, no encuentro mejor nombre que aquel que ostentaba el emplazamiento original: “Centro Cultural Casa de la Cadena” y quizá recuperar aquella cadena que se encontraba sobre la puerta principal de la fachada.
La Casa de Pantoja fue una casa solariega de gran importancia histórica situada en la calle de la Cadena. En aquella casa existía una cadena encima de la puerta principal (dintel) como signo del derecho de asilo que la asistía. De esta casa se decía el refrán tan conocido de:
“Vete a Pinto,
entra en Pantoja
y dile al rey
que te coja”
La planta actual de este antiguo edificio data del siglo XVII-XVIII. Según la tradición, el 8 de marzo de 1483, este inmueble albergó a los Reyes Católicos en su visita a Pinto, quienes otorgaron el Derecho Real de Asilo, un privilegio concedido por los monarcas a determinados edificios civiles y religiosos, en los que el perseguido no podía ser apresado por la justicia. El Derecho de Asilo le fue concedido a la familia Pantoja, propietaria del edificio, por las atenciones dispensadas a los Reyes Católicos en su visita para celebrar un consejo “donde las cuentas y negociaciones dieron lugar a que las exhaustas arcas del reino fueran repuestas con los impuestos y derramas acordadas de sufragar los gastos originados por los ejércitos en la Reconquista”. Así lo afirmaba Sainz de Robles en su “Crónica y guía de la provincia de Madrid”, de 1966.
Seguramente este asunto no es uno de las más importantes que tiene Pinto, pero sí representa el sentir de una amplia mayoría de ciudadanos de dentro y fuera de Pinto, altamente preocupados por la corrupción que azota a nuestro país. Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la ética, a la ejemplaridad o a la legalidad, es natural que la sociedad reaccione y se posicione. No tiene ninguna lógica que una persona sobre la que pesan indicios de haber utilizado su condición para lucrarse, además de estafar a hacienda tenga el honor de llevar el nombre de uno de nuestros edificios históricos más destacados.
Serían otros nombres, como el alcalde Francisco Aguilar Lagos, Concha “La Panera” o el recientemente fallecido Félix “El Pipa”, los que sí merecerían un homenaje en nuestro callejero, en alguno de nuestros parques o en nuevas dotaciones municipales, de ámbito deportivo o cultural, como muestra de reconocimiento en nuestro municipio, y tendrían que ser tratados, por tanto, como se merecen en un cercano pleno municipal.
2 Comments
Estaba por escribir defendiendo lo mismo que el autor.
Magnífico artículo. También soy partidaria de cambiar el nombre y me inclino por el original Casa de la Cadena.