Opinión

El escándalo de las tarjetas de Caja Madrid

Desde que la crisis que padecemos comenzó a azotarnos, nos despertamos cada cierto tiempo con un nuevo escándalo que salpica a las elites políticas y a los directivos de las grandes empresas y bancos de este país. El ultimo afecta a una de las entidades que ha sido en parte causante de los graves problemas que azotan este país y asola a las clases más necesitadas. Me refiero, como imaginaran, al caso de las tarjetas de crédito “b” de la antigua Caja Madrid, la actual Bankia. Según las informaciones aparecidas en los medios estos días a través de los emails filtrados en la causa contra el antiguo presidente de la entidad, Miguel Blesa. En ellos se hacía referencia a pagos realizados por este y otros directivos de la entidad con tarjetas de crédito dadas por la Caja en teoría para gastos de representación y que eran utilizados por estos para gastos particulares y en cantidades ingentes. Se calcula que hasta 84 directivos de la entidad gastaron algo más de 15 mill de Euros desde 2003 a 2012, aunque esta práctica se llevó a cabo en Caja Madrid desde el 3 de Mayo de 1994, fecha en la que se data el primer contrato de estas tarjetas.

Este último caso es significativamente más sangrante ya que se trata de una entidad que ha tenido que ser intervenida por el Estado por su agujero contable de más de 20000 mill de Euros y que provocó la intervención de la UE para no dejar caer la entidad, una de las principales entidades bancarias del país. Esto ha provocado, en parte, muchos de los recortes que de manera salvaje y a instancia de la Troika (UE, FMI, BCE) han sido aplicados por el gobierno español desde su nacionalización en 2012 y que ha llevado al país a una situación insostenible. Este caso se añade a la estafa realizada en esta y otras entidades con las conocidas como acciones preferentes y que se ha llevado por delante los ahorros de miles de ciudadanos de este país.

Aparte de la desfachatez del hecho del gasto desmedido por parte de muchos de los implicados, lo peor de este caso es lo que hay detrás. Estas tarjetas, que podían tener un saldo anual de hasta 50000 Euros, escondían unos ingresos que eludían de esta manera las preceptivas retenciones para el pago de impuestos. La mayoría de los investigados no alcanzan la cantidad suficiente para considerarlos delito, pero el montante total hace que la Caja y sus responsables hayan incurrido en varios delitos fiscales y financieros. Esto es, no solo desviaban dinero de la entidad pública para el pago en “B” a unos directivos que ya de por si tenían importantes sueldos, sino que además, al ocultarlos han evadido ciento de miles de Euros al fisco.

Otro de los aspectos de este caso que lo hace la gota que colma un vaso ya de por si rebosante es el hecho de que entre los implicados haya representantes de todos los organismos y organizaciones implicadas en la gestión y gobierno de la Caja. Desde miembros del partido en el gobierno hasta representantes de los sindicatos, pasando por miembros de los partidos de la oposición utilizaron dichas tarjetas. Está por demostrar el uso fraudulento o no de estas, puesto que no se han hecho públicos los extractos de estas para conocer que gastos eran realmente de representación y cuales personales, aunque alguno de los pagos realizados por algunos de los más altos directivos si han transcendido. Lo que si es cierto es que el hecho de que se usase este dinero que no era declarado por la entidad ni por los receptores es motivo suficiente para la reprobación de estos y su investigación por parte de la Agencia Tributaria para que dirima las responsabilidades y les exija el pago de esos impuestos y sus respectivas multas.

Por último, cabe recordar que mientras estos señores se dedicaban a asignarse sobresueldos, defraudar a Hacienda y derrochar el dinero de una entidad pública, la entidad a la que pertenecían se convirtió desde el inicio de la crisis y el aumento de los impagos hipotecarios, en una de las que más ejecuciones hipotecarias y ordenes de desahucio ejecutó en todo este tiempo. Esto hace que la indignación sea más profunda si cabe y que haga imperativo exigir que se depuren las máximas responsabilidades y que las diferentes organizaciones asuman su responsabilidad por la elección de estos personajes y la falta de control que hizo que estos campasen a sus anchas por una Entidad hasta entonces modélica y con más de 100 años de historia y que han llevado casi a la bancarrota y con ella a miles de personas en este país.

Carlos Barrero

Carlos Barrero

Inconformista por naturaleza. Defensor de causas perdidas. Activista sindical y militante de MIA Pinto y Ganemos Pinto. http://www.cabalarojo.blogspot.es

Previous post

Más de 2.000 intervenciones realizadas por la Policía Local de Pinto durante el mes de septiembre

Next post

El apeadero de la Tenería incluido en los Presupuestos Generales del Estado de 2015