El valor de las campañas electorales
Pues ya está. Por fin se acabo toda esta vorágine en que hemos convertido esto de las campañas electorales. Quince días frenéticos en los que los contrincantes políticos y todos sus equipos se lanzan a la caza del voto indeciso, del converso y a afianzar al confeso. Siempre se suele decir que al entrar en campaña la gran mayoría de los votantes suelen tener decidido su voto y que solo uno de cada diez cambia en función de la campaña electoral. Pero esta campaña no es igual a las demás. Esta vez todo está abierto. La gran cantidad de indecisos (entre un 30 y un 40% según los datos), unido a la aparición de nuevas formaciones en el panorama político, hacen de estas elecciones municipales y autonómicas unas de las más emocionantes e impredecibles que se recuerdan en este periodo democrático. Lo que en un principio parecía una incertidumbre entre si las candidaturas de unidad popular aparecidas por todo el territorio español iban a conseguir aglutinar el voto de cambio y de descontento o si por el contrario iban a conseguir el efecto contrario disgregando el voto de izquierda, ha pasado, con la irrupción, unos dicen que fabricada, de Ciudadanos entre el espectro del Centro derecha un torpedo en la línea de flotación de la habitual uniformidad del voto de esta parte del electorado, lo que abre, más si cabe, el abanico de posibilidades en estas elecciones.
En Pinto, el trabajo realizado durante el último año por las diferentes organizaciones y personas independientes que conforman la confluencia de Ganemos Pinto, así como la labor de oposición realizada por uno de sus integrantes, MIA de Pinto, han alzado a esta nueva formación al segundo puesto de casi todas las encuestas, poniéndola en disposición de ser la alternativa real al gobierno municipal del PP. Este, por su parte, y sin entrar a valorar su actuación de gobierno de los últimos 4 años y que daría para un libro completo, ha dedicado los últimos meses a implicarse en una carrera contrarreloj desenfrenada de obras, asfaltados e inauguraciones exprés, así como artimañas electorales como el desprecio a las nuevas formaciones en el reparto de espacios electorales para intentar dar la vuelta a una tendencia que les llevaba irremediablemente a la derrota electoral. Pero este postureo electoralista y populista de poco le ha servido y han pasado a adoptar la famosa táctica Romana de tortuga. Han creado alrededor suyo un nuevo caparazón desmarcándose de la marca y los colores del PP, creando un engendro llamado Partido M. Y para rizar el rizo, ha escondido a su candidata, Miriam Rabaneda, de todo aquello que no pudiese ser controlado por su equipo y sus acólitos. El hecho de aparecer solo en el debate entre candidatos organizado por ZigZag y dar la espantá en el mismo día en los organizados por la emisora de Radio Ser Madrid Sur, donde el programa se negó a que acudiese otro candidato que no fuese la cabeza de lista al igual que el resto de partidos, así como el organizado por este medio, en el que mandó no a alguno de los primeros de la lista sino al número 9 de la candidatura, junto con la negativa a conceder entrevistas, como de nuevo a este medio al contrario que el resto de candidatos, demuestra ante todo un miedo atroz a que toda la campaña diseñada para separar a la Sra. Rabaneda de lo que tenga que ver con el PP se pueda desmoronar ante el debate directo con sus adversarios políticos. Pero lo peor que demuestra esta actitud es la falta de respeto hacia los vecinos y vecinas que quieren y deben conocer las propuestas de cada partido y que tienen a los medios de comunicación como portavoces e intermediarios. Han olvidado, si es que alguna vez lo supieron, que a quien se deben en última instancia no son a los intereses del partido, sino a las personas a las que representan y a las que van a ser destinatarios de las políticas y actuaciones que vayan a realizar en su hipotética tarea de gobierno.
Del resto de candidatos, cabe reseñar la insufrible indefinición de partidos como PSOE, UPyD y Ciudadanos, que unos días son progresistas, otros socio liberales y otros liberales a secas. Sus propuestas, sobre todo las de los dos primeros, no han calado en la ciudadanía y no han conseguido romper la tendencia a la baja de ambas formaciones. Así, mientras que la gente valora positivamente la figura del Sr Contreras, candidato por UPyD, no lo hace igual con su proyecto y cae en todas las encuestas hasta rozar la perdida de la representatividad en el pleno del Ayuntamiento. Del candidato del PSOE, en cambio, no es que haya buena o mala opinión. Simplemente es que no hay. El desconocimiento de su figura, unida a la inoperancia del grupo municipal socialista estos últimos cuatro años y al lastre de la marca PSOE tras el paso de esta crisis en la que seguimos inmersos por sus vaivenes desde la socialdemocracia hasta el liberalismo económico, hacen difícil levantar el vuelo a una formación que necesita una refundación para decidir que quiere ser en el futuro.
El caso de Ciudadanos es particular. Una formación nacida en Cataluña que defiende el nacionalismo español y que lleva entre sus propuestas económicas muchas de las recetas liberales surgidas de la FAES, es liderada en Pinto por Fernando Oliver, cabeza visible hasta hace poco de la PAH (Plataforma de afectados por la Hipoteca), asociación que aun declarándose apartidista, defiende valores próximos a organizaciones consideradas de Izquierda. Esta potencialmente incongruencia, unida al hecho de que no tenemos a fecha de hoy el programa completo con el que se presentan a las elecciones, hace que a pesar del tirón mediático que la formación tiene a nivel nacional, se pueda quedar en nuestro municipio a las puertas de convertirse en la tercera fuerza política del municipio.
Para terminar, una breve mención a lo que queda de IU de Pinto. Su completa desaparición durante toda la legislatura, así como los movimientos para desactivar la confluencia de Ganemos Pinto intentando apoderarse de su marca para luego negarlo y desdecirse entre la ejecutiva autonómica y la local, unido todo ello con el esperpento vivido en la ejecutiva regional estos meses parecen condenar a esta histórica formación a otros cuatro años en el ostracismo y quién sabe si a su desaparición.
Por tanto, y para finalizar, parece que todo va a quedar entre un partido, el PP, que lucha por aferrarse al poder con todas sus fuerzas y a cualquier precio, y Ganemos Pinto, una formación de nuevo cuño que está consiguiendo aglutinar nuevas formas de entender la política con las personas y organizaciones que han mantenido viva la llama de la protesta y la transformación social y que aspiran a dar al municipio y a su Ayuntamiento un nuevo rumbo.