En la cuerda floja o la victoria pírrica
Este país necesita un cambio. Hasta aquí hemos llegado, decía Rajoy en respuesta a Pedro Sánchez. Efectivamente, hasta aquí hemos llegado. Ni un minuto más, porque estamos en la cuerda floja y necesitamos pisar suelo, y no el que se hundía bajo nuestros pies bajo el gobierno del PP. El pasado día 21 de dciembre, en un acto de la Sección de Ciencias Económicas, donde mi buen amigo Jesús Miranda de Larra analizaba la situación económica de nuestro país, este que firma señalaba en el coloquio que, en su opinión, en una situación estable, las clases medias, zona media de la pirámide poblacional, financiaban con su trabajo la preparación de las nuevas generaciones y sostenían las pensiones de los jubilados. Pero mire usted por dónde las clases medias se han hundido, y ha irrumpido en ellas la nueva clase del precariado, los que sobreviven como pueden en la precariedad de los nuevos trabajadores empobrecidos. Mientras tanto, en la cumbre de la pirámide de la edad, el paro juvenil supera el cincuenta por ciento, y lo invertido en su formación no pueden los jóvenes aportarlo como fuerza de trabajo. Tienen que emigrar. Allá, en la base, los jubilados ven cómo han metido mano a su fondo de la Seguridad Social, dejándoselo escuálido, y cómo con él han comprado su deuda publica. Es cierto que han subido las pensiones un 0,25 anual, que más beneficia a quienes las tienen más altas, mientras la inflación les va dejando sin poder adquisitivo a los que menos cobran.
Este país necesita un cambio. Y se ha producido y nos hemos pasado de frenada. Como Pirro en Heraclea o en Tarento ha ganado el PP las elecciones. Otra victoria como esta y, como Pirro, Rajoy vuelve solo. Se mueven los terminales de los centros de poder que tratan de empujar al PSOE a echarse en sus brazos para salvarle de su soledad. Ha empezado el empujón por Albert Rivera, pidiendo a Pedro Sánchez que se abstenga en el voto de investidura como dice hará él, colocando así a Pirro -Rajoy- en el sillón presidencial. Desde atrás suyo, ha tenido C`s que borrar su tuit donde hacía público que empresas del IBEX 35 empujaban al abrazo por su lado, y es que se veía demasiado la mano que le mueve; Europa, dicen, solicita la estabilidad, el continuismo que ha producido tanto daño en la sociedad española, pero ¿quién de Europa pretende la continuidad de la máquina de picar vidas? Y por si faltaba algo, quedaba la casquería: los obispos, tan preocupados ellos por la “estabilidad” que gozan, han salido a la palestra pidiendo moderación, porque temen al pacto de las izquierdas diabólicas que le puedan incomodar. Suena el coro. La voz apocalíptica de los instalados susurra. Todo el mundo empuja: italiotes, Pirro necesita auxilio porque se ha quedado en ropa interior. Y sacan sus voceros a las tertulias telefaranduleras: o yo o el caos. Apoya Pedro, piden, por razón de Estado, aunque si lo haces te quedes más solo que Rajoy ahora.
La mordaza es diabólica de acuerdo a la genética de algunos, porque, por el otro lado, los PODEMITAS son el abrazo desgarrador del oso a quien se eche en sus manos. Son un campo de minas de tenga usted cuidado donde pisa: indefinición de abajo pero arriba, de izquierdas pero sólo para morder, su “feliz” idea que defiende un referéndum sólo en Cataluña que posibilite su declaración de independencia, es para ellos prioridad que supera la derogación de la ley de educación Wert, la reforma laboral, la ley mordaza, un cambio en la Constitución que sus 69 (¡vaya numerito!) diputados no pueden sacar adelante. El suyo es un planteamiento que el PSOE jamás debe aceptar. Lo espetó “el tuercas”: El PSOE tendrá que elegir entre hacer presidente a Rajoy o hacerme presidente a mí. Es cierto que eso lo dijo cuando pretendía conquistar el cielo, y se ha quedado en el tercer piso. Pero el chico muestra maneras y persiste: Pedro, si quieres mi apoyo para tu investidura te tienes que tragar esa charca, no sólo el sapo.
Pues no señor. No a cualquier precio. Aunque Albert Rivera necesite justificar su derrumbamiento ante los que le han llevado en andas; no es el IBEX 35 y los suculentos beneficios que mueven en paraísos fiscales; no es la Europa merkeliana que protege sus huevos y pega sus gritos en voz baja; no son los obispos aferrados a privilegios y canonjías. Es el pueblo, la ciudadanía de esta democracia, a la que han mermado en su estatuto de ciudadanos, la que durante estos cuatro años en la cuerda floja, la que ha dicho ¡ya está bien! ¡Hasta aquí hemos llegado! No a cualquier precio. Sentido de Estado sí, pero sin mover la cuerda, sin romper la unidad del Estado plural que somos, sin que más vidas se despeñen.
La pérdida de la mayoría absoluta abre camino a los pactos, titulaba El País en día 21; de incertidumbre hablaba El Mundo; de gobierno en el aire, La Vanguardia; de parlamento ingobernable La Razón, fiel por lo que se ve a su idea de que al Paramento hay que gobernarlo, desde el gobierno, claro. La victoria pírrica de Rajoy nos ha dejado, y a él también, en la cuerda floja, la misma que él tensó con su manera de gobernar. Los altavoces suyos empujan al PSOE para que le eche una mano. Otros le sugieren, le sugerimos, que, por razones de Estado y oponiéndose repetidamente a la investidura de Rajoy, en última instancia se vote a sí mismo, y que sea la abstención de Ciudadanos, su marca blanca, la que ponga a Rajoy en el pedestal. Por cierto que, al poner el punto y final a esta colaboración, vuelve Ciudadanos sobre sí mismo y, en lugar de su abstención a la que invitaba al PSOE, promueve un tripartito.
PODEMOS-CIUDADANOS son la ocurrencia de cada día. ¿Quién puede confiar en eso? Llegado el caso, quizás el camino para el PSOE sea votarse a sí mismo, hacer sudar la gota gorda al gobierno en su picota, mantener en alto el garrote en las sesiones parlamentarias, hasta la moción de censura si es preciso. Los “podemitas” mueven esa cuerda en términos inaceptables. Que salten ellos a su propia comba. Al PSOE, como a una Malquerida, le quieren empujar dos amores bastardos. Sólo le queda un camino: el suyo, esperar tranquilamente en su propio lugar político, y que sea Pirro-Rajoy el que mueva ficha.
Termino con una invitación: El día 26 de enero, la Sección de Información y Comunicación del Ateneo de Madrid, que me honra presidir, organiza un acto donde los periodistas Manuel Espín y Rafael Fraguas, junto al catedrático de la Complutense Manuel Núñez Encabo, debatirán sobre la situación en que nos coloca este resultado electoral. Están ustedes invitados.