La política como espectáculo
Ha empezado la cuenta atrás. Hace unas noches se dió el pistoletazo de salida a 15 días en los que se va a decidir si el cambio reclamado durante los últimos años se plasma en una nueva representación en las Cortes de este país o si por el contrario el sistema que nos ha llevado hasta aquí se sostiene y continúa gobernando nuestros designios cuatro años más. Desde hace semanas, sino meses, los Mass Media nos bombardean con noticias, encuestas, entrevistas de toda índole y la presencia de alguno de los candidatos en todo tipo de programas televisivos. Quizá ha empezado por ahí el cambio. Los políticos, algunos al menos, han salido de los informativos y de los programas especializados, para copar la parrilla televisiva en toda suerte de formatos, desde el Late Night, el programa de entretenimiento o la visita a la casa de algún famoso.
Decía el fundador del Partido Comunista Italiano Antonio Gramsci, muy citado por algunos políticos de las nuevas formaciones, que la función de un partido es la de convertir a sus militantes en intelectuales que consigan contraponer la ideología propuesta a la hegemonía cultural impuesta desde los poderes dominantes a través del sistema educativo y los medios de comunicación, convirtiendo en hegemónico su discurso en la sociedad. Actualmente los partidos y sus candidatos, sin embargo han pasado de ser herramientas donde se debaten propuestas y se crea ideología política, a ser maquinarias electorales donde lo que importa es atraer al mayor número de votantes sin importar su sesgo ideológico, en unas organizaciones políticas atrápalo todo. Es más, se fomenta ese perfil de ciudadano no ideologizado que es más fácil de atraer con mensajes y ofertas simplonas y populistas. No interesa el ciudadano bien informado, con opinión e ideología, pues este es más difícil de convencer e incluso puede llegar a rebatir los superficiales argumentos del político medio. Se va al mensaje directo, corto y fácilmente asimilable, dejando de lado la argumentación puramente política, el intentar convencer al otro con tu argumentario. Es perfectamente lícito y de hecho es la tendencia actual en nuestras sociedades, pero ser normal no es sinónimo de ser bueno. Estamos creando un ejército de votantes que se mueven más por el feeling y la afinidad personal con el candidato que por los argumentos y las propuestas políticas que este nos ofrezca. Frases como “parece muy normal” o “es un campechano” se han convertido en una plaga.
Ante esta situación, estos próximos quince días se presentan como una oportunidad de escuchar, al menos en parte, algunas de las propuestas de los candidatos. Al menos de cuatro de ellos, porque otros, como Alberto Garzón de Unidad Popular, no ha entrado en el juego mediático y continua con su periplo, no de televisiones, sino de ciudades que comenzó hace ya varias semanas, explicando las propuestas de su formación. Una persona más dada a la pedagogía política que al espectáculo mediático, que poco a poco se está haciendo un hueco en el maremágnum en el que se ha convertido la política nacional, tratando de explicar su proyecto de país, sus propuestas para transformar nuestra sociedad y el sistema neoliberal impuesto por otro en el cual el Estado se convierta en garante de los derechos de los ciudadanos y asegure a todos y todas unos niveles aceptables de calidad de vida.
Viendo las posiciones inequívocamente de izquierda que ha mantenido y mantiene Alberto Garzón lo coloca, a mi entender, como el candidato más apropiado para presentar la batalla ideológica a la derecha, ya sea la del PP o la camuflada de Ciudadanos, por encima de posiciones más “socialdemócratas” como las de Podemos o Psoe. Dentro de quince días comprobaremos si la buena valoración que muestran los españoles en las encuestas hacia él se plasman en un buen resultado o si, por el contrario, vence la táctica mediática del mensaje corto y el ser mas simpático que el otro, por encima de las ideas y las propuestas para resolver los problemas de todos los españoles.
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No se trata de policas populista. Se trata de política viejas, Estos partidos sigue cola mentira, Y los ciudadanos quremos nuevas POLÍTICAS