Me asomo a la ventana
Me asomo de nuevo a la ventana y el sonido de los pájaros, devuelve con pausas, retazos de ayer.
Permanece suspendido ese olor a brotes, tan conocido. La añoranza se despereza plantada en algún balcón.
Con un café que sabe a ciudades y a llenas terrazas de bares, donde se amontona la prensa que ya nadie lee. Confusas noticias, tristezas, flaquezas y la esperanza sujeta a un anciano, que se despide estando sano, con las mejillas rosadas, sin comprender.
Jerseys tendidos del revés.
Guantes que protegen las manos y a sus dedos doblados no llegan los rayos de sol, que siempre los seca sin preguntar para qué.
Un rostro camina apurado, tirando de días en bolsas de envasado y ocultando su sonrisa por miedo a poderla perder.
La lluvia ha calado el jardín, salvaje y de intenso verde, sin nada con qué medir hasta dónde podía nacer.
Y siento que son nuestras las fronteras, pero es ella quien decide qué semillas riega y deja crecer.
Mis noches de insomnio preguntan por mi calle, dispuestas a volver.
Myriam Millanes