Sin novedades en la casa
Con esta fórmula saludan los Granaderos (guardia personal) al presidente de Argentina cuando llega, cada día, a la Casa Rosada.
Hace unas semanas hice una visita al sur del sur y fue donde me explicaron este protocolario procedimiento. Durante la charla me vino a la cabeza lo gráfico de esta fórmula que, pese a utilizarse para informar de que la nación no ha sufrido ningún ataque, me gusta pensar en ella de otra forma.
La inmensa mayoría de partidos políticos durante la campaña electoral intentan mimetizarse con la palabra CAMBIO. El cambio protagoniza discursos y carteles, el cambio protagoniza marchas y actos, y yo me pregunto: ¿Dónde está el cambio? Es un principio de nuestro sistema que los partidos recojan las demandas de los ciudadanos o incluso que crezcan en torno a ellas, pero lo que al comienzo empieza como una etiqueta perseguida se convierte, al ganar, en una obligación que evitar.
Durante mi estancia en Argentina, di vueltas a esta idea e inevitablemente la comparé con la legislatura de Ganemos Pinto. Observé que, tras los Trivial de barrio, las bicicletadas y los círculos en las calles no se percibe un cambio importante en el día a día de la ciudad.
Muchos pensábamos que había esperanza para creer en un gobierno sensible, comprensivo y cuyo verbo principal fuese escuchar, pero lamentablemente vemos como los grandes cambios se posponen, las ganas de acuerdo se evaporan y con tanto ruido de reproches, escuchar se convierte en una tarea imposible.
Estamos en un momento en el que necesitamos que la política nos muestre su cara más amable. Necesitamos de gobiernos con ansias y compromiso de cambio verdadero. Un gobierno que destierre la palabra conformismo, que huya de los problemas de liderazgo interno y confíe plenamente en sus objetivos iniciales.
Solo existe una forma de acabar con la mala imagen de las instituciones y los partidos y es rompiendo viejas formas, procedimientos arcaicos y asumiendo un giro radical en la mentalidad, que haga de los instrumentos públicos verdaderas herramientas de cambio social. La innovación, la colaboración y la humildad son tres ingredientes necesarios para que el cambio político que buscamos sea, por una vez, en positivo.
Es importante que de vez en cuando paremos a pensar y analizar, porque sin duda, si fuese alcalde de Pinto, la única frase que no me gustaría escuchar cada vez que llego al ayuntamiento es; que un día más seguimos, sin novedades en la casa.