¿Te acuerdas cuándo teníamos la mejor sanidad del mundo?
Han pasado más de dos años desde la declaración oficial de la pandemia de la COVID-19 y en agosto de 2019 la Sra Ayuso era nombrada por primera vez Presidenta de la Comunidad de Madrid. Dos hechos que en teoría no tendrían nada que ver pero que significan mucho para la sanidad madrileña.
Los sanitarios, como los camioneros, trabajadores de supermercados y otras tantas profesiones, se convirtieron, por si no nos habíamos dado cuenta antes, en esenciales y vitales para toda la sociedad. La pandemia sirvió en un primer momento, para revalorizar la función social, sanitaria y económica de muchos empleos que estaban minusvalorados y pobremente remunerados, y cuya falta de reconocimiento resultaba más lacerante por el sobreesfuerzo, la exposición y el grado de peligrosidad al que se vieron sometidos.
De oír todos los días nuestros aplausos en las ventanas a las 8 de la tarde, pasaron a desaparecer paulatinamente de los centros de salud, a no renovárseles sus contratos, los residentes a hacer huelga, hartos de reivindicar sus derechos, y las médicas y los médicos a sufrir un trato denigrante con expresiones como aquella de “En algunos centros de salud no todos quieren trabajar y arrimar el hombro” o “No cogen los teléfonos, se cuelgan, de repente no hay médicos…”
Qué lejos quedaba aquel acto en la Casa de Correos donde Díaz Ayuso homenajeba a los profesionales sanitarios que “se han jugado la vida durante el COVID-19” pero ¡claro! una cosa es la política liberal y las ganancias para unos pocos del PP madrileño, y otra la lealtad a tus conciudadanos, el agradecimiento a quienes se han jugado la piel por sacar adelante a tu país en momentos críticos y la defensa del bien común.
Y es que desde que llegó al poder la Sra Ayuso, la explosión controlada de la Sanidad pública madrileña no ha cesado.
En 2019, el Ministerio de Sanidad propuso que, en ningún caso, el número de pacientes por médico superara los 1.500. Madrid tenía esa ratio en 1.657 —según los datos de abril de 2021 de las plantillas de la Consejería de Sanidad—, y centros del sur de la capital superaban los 2.500 el año pasado. En Enfermería, la tasa media en España rondaba los 1.547 habitantes por profesional en 2021 y en la Comunidad de Madrid estaba en 1.879.
Por otra parte, Madrid era la segunda región donde más había crecido el gasto en conciertos con la sanidad privada en Atención Especializada, un 29,1% en siete años, solo por detrás de Baleares con un 44,6%, al contrario que en Valencia donde bajó un 46,8%, según datos de 2021 de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) y ese mismo año teníamos el presupuesto per cápita más bajo de todas las CCAA, 1.236 euros.
Entre tanto, la lista de espera quirúrgica ascendía ya en abril de este año, a los 91.450 pacientes.
Por si esto no fuera suficiente, el pasado 6 de junio teníamos conocimiento de que la Gerencia de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, emitió un protocolo de actuación donde admite que la Atención Primaria madrileña “sufre un déficit de MFyC (Médicos de Familia y Comunidad)” y donde establece que ante la falta de personal médico “la toma de decisión final dependerá de la enfermera que haga frente a esta situación”.
Una “solución” nada temporal sino totalmente premeditada que busca una vez más, vaciar de servicios a nuestros centros de salud y de derechos a nuestros vecinos y vecinas.
Para la derecha que gobierna la Comunidad de Madrid, la salud de los madrileños y madrileñas no cuenta: sólo que unos cuantos puedan hacer negocio a costa de todos los ciudadanos (y aquí no importa el color político: los votantes del PP o de Vox, del PSOE, de Más Madrid o de cualquier otra formación somos todos sus víctimas).
Desde Más Madrid Pinto exigimos la reapertura de nuestro servicio de urgencias (SUAP), el refuerzo de plantillas en nuestros Centros de Salud, la recuperación íntegra de las citas presenciales, la reducción de las listas de espera y el tercer Centro de Salud así como contratos dignos y estables para médicos y médicas de familia y el personal de enfermería.
Más Madrid lleva tiempo ejerciendo una oposición responsable, poniendo un muro de contención a este expolio de nuestra sanidad pública. Para que no tengamos que preguntarnos nunca ¿Cómo ha sido posible pasar de tener la mejor sanidad del mundo a formar parte del tercer mundo sanitario?