Opinión

Me voy de Marcha

El término marcha tiene muchas acepciones, pues bien, el pasado año prácticamente todas ellas se pusieron de manifiesto en las Marchas de la Dignidad que confluyeron el 22 de Marzo en Madrid, incluso aquella que hace referencia a la composición musical que acompaña a los desfiles militares, ya que los cánticos de los soldados de la dignidad no cesaron durante el recorrido.

Quien suscribe, tuvo el honor de unirse a la columna Sur proveniente de Andalucía el 20 de marzo en Pinto, y durante dos días y sus respectivas noches, pude experimentar algo que ni los libros, ni los documentales de historia, ni las tertulias televisivas pueden transmitir de forma palpable, la lucha de la clase obrera.

Podría hacer una crónica de aquellos dos días con innumerables anécdotas, pero me gustaría centrarme en el porqué de estas Marchas y en las sensaciones que tuve participando en ellas.

Para empezar, a todos aquellos que dicen que Gordillo, Cañamero o Willy Toledo son unos vividores, decirles, que durmieron en los suelos duros de los pabellones y comieron lo mismo que el resto de los caminantes, eran uno más.

Vi como Cañamero se dirigía a los jóvenes pidiéndoles que guardaran las formas, que se recogieran pronto, que agradecieran en todo momento la hospitalidad recibida, etc…

Vi como Sánchez Gordillo, a pesar de su delicada situación física, arengaba al pueblo y caminaba como el que más sin descanso ni prebendas.

Vi como Willy Toledo a quien la derecha y la pseudo-izquierda tiene entre ceja y ceja, disfrutaba en una tertulia al ver que no era reconocida su figura pública y podía participar en ella como uno más.

Vi como cuidaban del medio ambiente, como trabajaban, como tomaban decisiones en asamblea, como agradecían, pero sobre todo como luchaban.

Hablé con compañeros andaluces que me reconocían entre lágrimas, como al menos, gracias a las marchas, tenían la posibilidad de comer 3 veces al día.

Otros, con hijos y nietos que alimentar, llevaban más de 4 años sin trabajar y se “patearon” media España para que luego los señoritos que tienen el culo pegado al sofá, y a los que les están recortando derechos y libertades, tuvieran el “valor” de llamarles vagos, maleantes y antisistemas.

Aunque eso sí, ahí tenían razón, todos estábamos luchando en contra de un sistema capitalista que se oculta día a día en un disfraz llamado Democracia.

Vi los pies ensangrentados de mis compañeras y sus lágrimas y su sudor, para que luego dijeran que aquellos atletas que saltaban y pegaban a los policías eran marchantes… os aseguro que si los caminantes se hubieran levantado en armas no los hubiera parado nadie pero ese no era el objetivo. Es más, he de reconocer que yo le propuse a Diego Cañamero un “rodea el Bernabéu” para aprovechar el tirón mediático de un Madrid-Barça e internacionalizar la protesta, su respuesta:

“No nos podemos echar a la gente encima, esa no es nuestra función, queremos que estén a nuestro lado, no en contra” CHAPEAU.

Por eso me revienta que se trate de manipular un hecho histórico echando mierda contra la clase obrera que luchó y puso la primera piedra para la victoria final. Sin duda, ha sido la mayor manifestación que al menos yo haya vivido y la mayor desinformación y manipulación de una noticia que jamás se haya visto, ¿porqué? muy fácil, es difícil digerir que una manifestación no promovida por el bipartidismo político o sindical tenga esta aceptación por la ciudadanía.

Una breve reflexión dedicada a la policía, el gobierno, aquella noche dirigido por su Delegada y actual candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes, jugó con vuestras vidas, no creo que los hechos acaecidos el pasado 22M fueran casuales, la desorganización en la que os visteis envueltos solo pretendía que hubiera una desgracia con el objetivo de criminalizar aún más una protesta legítima y pacífica, eso está por encima de vuestras vidas y de las nuestras, os lo aseguro.

Fue lamentable que se diera la orden a la policía de intervenir antes de que terminara el acto, con el único objetivo de sacar los disturbios en directo en un telediario que había hecho caso omiso a las Marchas hasta ese momento.

Sí, hicimos daño al poder, pero sólo fue el principio, fue sólo parte de un proceso largo cuyo final espero ver, aunque de no conseguirse el objetivo, siempre podré mirar a los ojos de mis hijas y decirles, como harán mi hermanos andaluces, que peleamos por un futuro mejor para ellas y sus descendientes y de esa forma transmitirles algo que no es perceptible o tangible, pero que es la mejor herencia que les puedo dejar, conciencia de clase obrera.

Este año participaré de nuevo en las Marchas, con el mismo objetivo que el año pasado, exigir unos derechos que están en nuestra vanagloriada (cuando interesa) constitución, Pan, Trabajo, techo y dignidad. Aunque sinceramente, espero equivocarme, no soy optimista en cuanto a repetir el éxito del año pasado, creo que el último año la lucha en la calle ha quedado anestesiada ante la posibilidad del cambio por medio del voto, salvo honrosas excepciones, me viene a la mente la lucha de los compañeros de Coca-Cola, de la plataforma de afectados por la hepatitis C o la inagotable perseverancia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Para finalizar, ahora que todos estamos inmersos en un año electoral tanto local, autonómico como estatal, me gustaría que las diversas fuerzas de la izquierda cogieran el espíritu de aquellas marchas, donde la unidad popular prevalecía sobre los egos y la búsqueda de poltronas. Creo que a nivel local, Ganemos Pinto es un claro ejemplo de que si se quiere, se puede. En otros ámbitos, aún tengo mis dudas, pero espero que las partes sean generosas y luchen por un objetivo común que nos beneficie a todas.

José Lagos

José Lagos

Militante de MIA-Pinto y miembro de Ganemos Pinto

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