HistoriaPinto en la historia

El ferrocarril llega a Pinto

Una propiedad física del vapor, aprovechada por el ingenio humano, debía destruir los dos obstáculos más grandes que para su progreso tenía el hombre: el tiempo y la distancia. El camino de hierro de Madrid a Aranjuez se convertiría en el segundo ferrocarril peninsular.

El proyecto

Después del intento fracasado de Pedro de Lara, retomó el proyecto el político y financiero don José de Salamanca. Al poco de tenerse proyectada, la línea se abandonó por falta de apoyo de organismos oficiales. Posteriormente el proyecto se retomó, comenzándose a construir en mayo de 1846. Las obras quedaron paralizadas en 1847 siendo una vez más retomadas en 1849. Cerca de 7.000 hombres trabajaron en ellas.

A finales de octubre de 1850 ya estaba concluida la colocación de las vías del ferrocarril entre Madrid y Pinto. El 10 de noviembre se verificó una prueba con una locomotora recién llegada a Madrid desde la puerta de Atocha al pueblo de Pinto.

Plano topográfico del

Plano topográfico del “camino de hierro” proyectado de Madrid a Aranjuez

El 8 de febrero de 1851 finalizó oficialmente la construcción de los 48,1 km que separaban Madrid de Aranjuez inaugurándose el camino al día siguiente con la asistencia de la primera autoridad nacional, SM. La Reina Isabel II.

Además de las estaciones de Madrid y Aranjuez, de iguales características constructivas, había otras en Getafe, Pinto, Valdemoro y Ciempozuelos.

Las estaciones intermedias contaban con vías de apartadero y de sobrepaso existiendo en la de Pinto -por encontrase a medio camino- una vía con cochera cubierta y cerrada con foso de limpieza para alojar una máquina. Las estaciones de Madrid, Pinto y Aranjuez disponían de depósitos de agua para abastecer a las máquinas.

La inauguración

El día 9 de febrero de 1851 amaneció frío en Madrid. Desde las ocho de la mañana de aquel día, miles de madrileños aguardaban pacientemente en la estación de Atocha y sus alrededores el que iba a convertirse en uno de los acontecimientos claves de la Modernidad: el primer viaje de tren entre Madrid y Aranjuez. Según las crónicas oficiales de la época, la gente no sólo se concentraba en la capital de España, sino que la escena se repetía en todas aquellas localidades que iban a ser visitadas por este primer convoy ferroviario.

La inauguración fue una auténtica fiesta de gran pompa y solemnidad: coros y bandas populares amenizaban la espera a las multitudes, que se entretenían mientras tanto observando a la Familia Real (con Isabel II a la cabeza), testigos de honor de la histórica fecha. Ministros, periodistas, autoridades eclesiásticas, dirigentes militares y literatos se mezclaban con el curioso pueblo llano, deseoso de no perderse ni un detalle de cuanto estaba teniendo lugar. Allí estaban el señor José de Salamanca, autor del pensamiento y alma de la empresa, el presidente del Consejo de Ministros, señor Bravo Murillo, y los más dignos representantes del estado. Todo estaba planeado al detalle: no faltó ni la pertinente bendición de los raíles y las locomotoras por  parte del cardenal de la Iglesia romana, señor Bonel y Orbe. Siete fueron las locomotoras elegidas para emprender este histórico viaje. En ellas, varios cientos de personas (nobles y algún que otro plebeyo), elegidas para vivir in situ la emoción del viaje. A las 12 horas y 20 minutos sonó el silbato de la máquina de vapor, anunciando que la original comitiva comenzaba su marcha.

Grabado de la época de la inauguración del ferrocarril entre Madrid y Aranjuez

Grabado de la época de la inauguración del ferrocarril entre Madrid y Aranjuez

En la estación de Pinto aguardaban gozosos los vecinos de Pinto y de los pueblos inmediatos. La casa de la estación era sencilla y elegante. Constaba de un vestíbulo capaz para la espera de los viajeros, despacho de billetes y dos pabellones que servían de habitación al jefe y guarda respectivos. En la estación había doble vía para el apartadero en que debía cruzarse los convoyes que iban y venían. Contaba con una cochera cubierta y cerrada con foso de limpieza para alojar una máquina, además de depósito de agua. Como punto céntrico del camino estaba siendo desde hacía meses cuartel general de los operarios ingleses, franceses y belgas. Con ellos trabajaban centenares de españoles. 

Guarda del Ferrocarril

Guarda del Ferrocarril

Después de sesenta minutos de emocionante viaje, la comitiva regia llegó a la estación de Aranjuez, todo un logro para una época en la que el ferrocarril era el medio de locomoción más eficaz que se conocía hasta la fecha. Anteriormente se necesitaban seis horas para realizar este mismo trayecto en diligencia

A las dos S.M. dio un banquete para los invitados en su palacio. A las cinco y media comenzó el regreso del convoy real. S.M. complacidísima de correr por ferrocarril quiso también ver pasar a gran velocidad el convoy que venía detrás del suyo. Colocado el regio convoy en el apartadero de Pinto, donde las demostraciones de júbilo fueron extremadas, aguardaron muy largo rato. Finalmente pasó delante de ellos el segundo convoy, que con las luces de los vagones “corría iluminando como un relámpago“. Era el convoy de las cortes. El convoy real entró en el embarcadero de Atocha a las siete y media por su larguísima detención en Pinto.

Existían cuatro tipos de carruajes. Los de primera clase estaban divididos en tres departamentos, cada uno de los cuales se subdividía en ocho cómodas butacas. En total, 24 plazas. Los de segunda comprendían cuatro compartimentos con un total de 40 plazas. Los de tercera tenían diversas reparticiones, pudiendo caber 50 personas con regular comodidad. Los carruajes de cuarta clase eran descubiertos, divididos en tres partes. En ellos se iba de pie, y se podía llevar a la cabeza una carga de no gran volumen. Los precios (en reales) de viajeros en toda la distancia de la línea eran:

Primera clase:   20       Segunda clase:   14     Tercera clase:  8          Cuarta clase:  4

Grabado de los carruajes de primera y tercera clase

Grabado de los carruajes de primera y tercera clase

Se realizaban diariamente tres viajes de ida y tres de vuelta. Unos eran directos y otros de escala. Los directos sólo se detenían en Pinto y lo hacían durante tres minutos, mientras que los de escala realizaban un alto de tres minutos en cada una de las estaciones intermedias, y de cinco en la de Pinto. El tiempo empleado en viajar desde Madrid a Pinto era de 37 minutos.

Línea Madrid – Alicante

El objetivo de este primer ferrocarril madrileño era llegar al mar. Durante los primeros años, esta línea férrea transportaba a 690 personas en cada uno de sus tres viajes diarios

La Reina Isabel II inauguró el 25 mayo de 1858 la primera vía férrea que unía Madrid con la costa, culminando así la natural aspiración de unir Madrid con el mar. El recorrido de 455 kilómetros comenzó durando sólo 17 horas de los más de dos días que se necesitaban para realizar el viaje desde Madrid-Alicante en diligencia.

En 1856 el alcalde presidente del Ayuntamiento de Pinto era Mateo Lorenzo. Hacia mitad del Siglo XIX, Pinto tenía 420 vecinos y 2.504 almas, pasando en 1864 a ser 433 vecinos y 2.183 almas, número que permanecería casi invariable durante el resto del siglo XIX y parte del XX.

En 1925 se construyó la actual estación de ferrocarril, que tiene un estilo neo mudéjar y características de la arquitectura de hierro de principios de siglo.

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Sin duda, el ferrocarril supone una revolución en la villa de Pinto, y una inyección de industrial progreso. En un pasaje de “Crónica de la provincia de Madrid” de Cayetano Rosell en 1865 se dice:

la villa de Pinto está situada en una llanura, a la derecha de la antigua carretera de Andalucía, y orilla del ferrocarril del Mediterráneo, donde tiene estación muy concurrida. Esta última circunstancia ha dado vida en poco tiempo a una población que yacía aislada y falta de todo elemento de prosperidad. Hoy se ha aumentado considerablemente con algunas casas de nueva planta y con establecimientos fabriles e industriales, que han comenzado a mejorar su aspecto y la suerte de su vecindario.”

Mario Coronas

Mario Coronas

Licenciado en Periodismo y Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid. Técnico Superior en Realización de Audiovisuales.
Dirección general en La Voz de Pinto

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