España se acostó Monárquica y se levantó Republicana
El 12 de abril de 1931 se eligieron un total de 81.099 concejales en todos los ayuntamientos de España. Estas elecciones municipales, a pesar de no tener carácter plebiscitario, acabaron siendo determinantes para el futuro de España. Los resultados provocaron el exilio de Alfonso XIII y la posterior proclamación de la II República.
La victoria republicana fue aplastante en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, logrando victorias en 41 de las 50 capitales de provincia. Las grandes ciudades estaban menos afectadas por los pucherazos rurales y el caciquismo.
Por el contrario, las fuerzas monárquicas se impusieron en las áreas rurales, donde habitaba un mayor porcentaje de la población y con una importante influencia de los caciques. En municipios del sur de Madrid, como Leganés, Móstoles, Ciempozuelos, Pinto o Valdemoro, se aplicó la elección automática de los candidatos por el artículo 29.
Al día siguiente de las elecciones el periódico republicano “El Progreso” titulaba en portada “TRIUNFO DE LAS IZQUIERDAS. ¡HURRA!”, mientras la portada del ABC titulaba “GRAVE SITUACIÓN POLÍTICA”.
En Madrid las fuerzas que apostaban por la república sumaron algo más de 276.000 votos, mientras las fuerzas monárquicas no alcanzaron los 60.000 votos.
EL EXILIO DEL REY
El martes 14 de abril se izó la bandera tricolor en las instituciones de las ciudades de Valencia, Barcelona y Éibar. Pero aún quedaba Madrid, pendiente de la decisión del rey.
Hubo una reunión de urgencia entre el monarca y el presidente Juan Bautista Aznar, donde se barajaron las diferentes alternativas. De todas ellas, destacaba el exilio del rey Alfonso XIII.
En el domicilio del doctor Marañón se reunieron los representantes de los partidos republicanos con el conde de Romanones, acordando la salida de la Familia Real del país con toda seguridad.
Alcalá-Zamora, quien dirigía el Comité Revolucionario, planteó al monarca un ultimátum. La llegada de la II República era imparable y el monarca debía retirarse “antes de que se pusiera el sol”.
A primera hora de la tarde unos funcionarios alzaban en el edificio de Correos y Telégrafos de Madrid la bandera tricolor, mientras Niceto Alcalá-Zamora entraba en la Puerta del Sol como primer presidente del Gobierno provisional.
El resultado de las elecciones fue determinante y provocaron un giro político histórico en el país. La proclamación de la II República se realizó con el mayor orden y sin incidentes de importancia.
El poder de las urnas –y no de las armas- habían logrado que el país, tal y como explicaba el almirante Aznar, se acostara monárquico y se levantara republicano.